¡Seguimos hablando de Relojes! El cronógrafo ratrapante

Utilizado generalmente en competiciones deportivas con numerosos participantes, antes de la aparición de los cronómetros digitales, hoy es especialmente apreciado por la complejidad de su mecánica constructiva que lo convierte en una pieza de fina factura y cuyo coste lo sitúa entre los objetos destinados a los aficionados.

Su función es, por tanto, detectar el tiempo de múltiples eventos que comienzan en el mismo instante, pero que terminan en momentos diferentes.

Constructivamente, el cronógrafo cuenta con dos manecillas de cronómetro, centradas en el eje principal y perfectamente sopvapposte.

Al inicio de la medición del tiempo (realizada presionando el botón situado encima de la corona), las manecillas del reloj comienzan a moverse simultáneamente, perfectamente superpuestas.

Tan pronto como el primer evento concluya en el período de tiempo que estamos midiendo, al presionar la "fracción de segundo" (generalmente ubicada en las horas "ocho" o "diez"), una de las dos manecillas del reloj se detendrá mientras el segundos del cronógrafo, continúa avanzando.

Una vez leído este tiempo intermedio, pulsando nuevamente el botón "fracción de segundo", la manecilla del reloj que se había detenido instantáneamente alcanzará a la otra que había permanecido en movimiento y seguirán su recorrido de forma superpuesta.

Al final del segundo evento, al presionar un nuevo botón "fracción de segundo" se detendrá nuevamente la manecilla del reloj, para que pueda leer el nuevo tiempo fraccionado.

El procedimiento se puede repetir tantas veces como, por supuesto, haya participantes.

Después de la detección de las horas, las manecillas del reloj volverán a la configuración inicial de superposición, en las horas "doce".